Contemplando la creación/ P. Ángel Espino García
LA VIRGEN DE GUADALUPE, JUAN DIEGO Y MÉXICO (42)
1.- En el año de 1846 en la Salette, Francia, dos humildes pastorcitos fueron al campo a cuidar sus ovejas. Eran bruscos pero sencillos, pues no habían recibido ninguna educación. Eran alegres y puros como el agua de la montaña. De pronto vieron descender un globo luminoso que se abrió y apareció la Virgen María, la cual lloraba porque los humanos maltratamos a Cristo, su Hijo. Los niños se conmovieron al verla llorar. Ella les dijo con tristeza: “Es muy pesado el brazo justiciero de mi Hijo que está por caer sobre el mundo. Ya no lo puedo contener. Si mi pueblo no quiere obedecer la ley de Dios, tendré que dejar caer el brazo castigador de mi Hijo, y entonces vendrán grandes calamidades sobre la tierra”.
2.- DOS COSAS NO LE GUSTAN AL SEÑOR.- Dijo la Virgen: A mi Hijo no le gusta que trabajen en domingo y que no vayan a Misa. Tampoco le gustan las maldiciones e injurias que usan. “Mi Hijo les da 6 días para trabajar y el Domingo es para Él, pero muchos no hacen caso. Lo segundo es que el lenguaje de la gente es horrible y ofensivo, sobre todo los de mal genio. Si no se corrigen, vendrán carestías, plagas, fenómenos y enfermedades”. En México hay además otro gravísimo mal, pues el 7 de septiembre del año 2021, la “Suprema Corte de Justicia”, aprobó el aborto a nivel nacional. Satanás está de plácemes con la estructura del país. ¿Quién tiene la culpa? Todos. Unos por abusivos y otros por pasivos.
3.- EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN.- El Papa Francisco nos recuerda en “Laudato si”, que los humanos tenemos la responsabilidad moral y antropológica de proteger nuestro medio ambiente, con sus numerosas especies de plantas y animales que lo habitan, y a practicar un estilo de vida que respete los recursos naturales con el uso razonable.
4.- LA CONVERSIÓN DE LOS AZTECAS.- Fue la Virgen de Guadalupe, quien logró incontables prodigios de conversión a la fe, con sus plegarias y su amor. Todos los misioneros estaban fatigados con las interminables filas que solicitaban la instrucción religiosa y los Santos Sacramentos. Algunos Sacerdotes tuvieron que administrar el Bautismo hasta 6 mil veces en un solo día. El Padre Toribio fue uno de ellos y escribió: “Si yo no lo hubiera presenciado con mis propios ojos, no me hubiera atrevido a reportarlo. Tengo que afirmar que en nuestro convento de Quecholac, otro Sacerdote y yo, bautizamos a 14 mil 200 personas en 5 días, con el Aceite Catecúmeno y el Santo Crisma, un trabajo de no poca labor”. A donde iban los misioneros, muchos salían a su encuentro, pidiendo el Santo Bautismo.